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Los tratamientos de arrugas con neuromoduladores son unos de los más efectivos para reducir y eliminar los pliegues y líneas de expresión profundas faciales. Su efectividad se basa en la acción de agentes tensan el tejido cutáneo, produciendo un efecto lifting que reduce considerablemente las arrugas en todos los tercios faciales.
La piel es un órgano de protección con una gran resistencia a los elementos mediante una de las mayores capacidades de adaptación de la naturaleza. Esta resistencia se sustenta principalmente en la propiedad de elasticidad y su gran capacidad de estirar o recoger sus fibras de acuerdo a las necesidades.
Sin embargo, con la edad, los cambios corporales y algunas causas ambientales, la piel va reduciendo la producción de los agentes elásticos. El colágeno, la elastina y la permeabilidad de las paredes celulares se reducen sensiblemente, rompiendo la propiedad de estiramiento cutáneo.
Como consecuencia, la piel va perdiendo la funcionalidad de recogerse sobre sí misma en algunos puntos, especialmente en los pliegues de los músculos esqueléticos faciales. En estos puntos se crea flacidez y las llamadas arrugas o líneas de expresión profunda.
Los neuromoduladores actúan directamente en los nervios musculares para reducir su acción sobre los pliegues de la piel. Además, crean una mayor tensión y focos de resistencia que reducen significativamente las arrugas en puntos específicos de los tercios faciales.
La frente forma parte del tercio superior del rostro y es una de las zonas de mayor movilidad muscular de la cara. Las expresiones emocionales del rostro y la movilidad de las cejas se reflejan en pliegues o surcos cutáneos que crean arrugas profundas en la zona.
Con el paso del tiempo, estas arrugas se pronuncian con mayor fuerza, notándose aún sin expresividad de la cara. Estas arrugas alteran la estética facial en hombres y mujeres de cualquier edad o tipo de piel.
El tratamiento con neuromoduladores para las arrugas de la frente actúa sobre los músculos esqueléticos frontales y crean una mayor tensión en la piel. Por ende, se produce un lifting o estiramiento de la piel con un relleno de los surcos y una reducción significativa de las arrugas.
Este tratamiento, 100% indoloro, de corta duración y sin alteración del ritmo cotidiano del paciente, crea un efecto residual y progresivo. La acción de los neuromoduladores se puede observar de manera inmediata, manteniendo su efecto a largo plazo.
El segundo tercio facial se extiende desde las cejas hasta la base de la nariz y es una de las zonas de mayor movilidad tisular del rostro. Los ojos, cejas, párpados y pómulos se encuentran en este tercio, el centro de foco visual de las personas.
Es por ello que las expresiones emocionales crean pliegues y surcos de expresividad, principalmente en las comisuras oculares o las llamadas “patas de gallo”. Estos pliegues son muy profundos en muchas personas aún en la juventud debido a la constante movilidad de esta porción de piel.
Los neuromoduladores actúan sobre el músculo que produce estos surcos reduciendo la profundidad de su acción sobre la piel. Eventualmente, se crea una mayor tensión de la piel, que poco a poco recupera su elasticidad y reduce las arrugas.
Por otro lado, en el segundo tercio facial se encuentran las llamadas ojeras o la piel que rodea el párpado inferior. Esta piel sirve de soporte a la acción de movilidad palpebral y es muy susceptible a estados de insomnio, cansancio o estrés. Con el tiempo, se crean bolsas y sombras que dan un aspecto envejecido y de cansancio en hombres o mujeres por igual.
El tratamiento con neuromoduladores reduce la tensión de esta zona permitiendo a la piel relajarse y reducir su efecto de “ojeras”. Al mismo tiempo, se produce una distensión cutánea que da un refrescamiento de la mirada de efecto positivo en la estética facial.
Ambos tratamientos son totalmente indoloros, no alteran la expresividad facial y la recuperación es prácticamente inmediata. Los pacientes podrán reintegrarse a sus actividades habituales al finalizar el tratamiento con pocas o ninguna restricción.
Cada paciente tiene unas necesidades especiales y muy particulares, por lo tanto, el tratamiento puede ser más o menos extenso. Sin embargo, este tratamiento es de muy corta duración, sin ingresos y con una reactivación inmediata de las actividades cotidianas.
En lo absoluto. Los tratamientos se basan en microinyecciones localizadas con unas agujas hipodérmicas de diámetro muy fino y con un diseño que produce las mínimas molestias. Del mismo modo, los especialistas de beOne aplican analgésicos tópicos de larga acción para aquellos pacientes con mayor sensibilidad.
Desde el primer momento de aplicación, los neuromoduladores crean un efecto positivo en las zonas de aplicación. Sin embargo, es a partir de unas 4 a 6 semanas cuando el tratamiento llega al pico de efectividad con un efecto a largo plazo que puede ir desde los 12 a 24 meses.
Los neuromoduladores tienen un efecto a largo plazo pero una de sus mayores ventajas es que son absorbidos gradualmente por el organismo. Esta reabsorción es indeterminada per se pero suele durar entre 12 y 24 meses.
Licenciado en Medicina y especializado como Cirujano Maxilofacial en el prestigioso Hospital Universitario de La Paz. Dedicación y pasión por el conocimiento profundo en su campo.
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