La limpieza dental se realiza para eliminar la placa y el sarro que se acumula en los dientes con el paso del tiempo.  Una buena limpieza dental permite tener los dientes realmente limpios, ya que por muy bien que te cepilles los dientes, o uses hilo dental, siempre quedan zonas difíciles de alcanzar. 

Esta limpieza se divide en varias fases:

• En primer lugar, se lleva a cabo un estudio de los dientes y las encías para descartar que haya algún tipo de enfermedad periodontal, o que algún diente presente ligera movilidad.
• En segundo lugar, se lleva a cabo la fase de “raspado”, donde se eliminan los depósitos de placa y sarro. Por lo general se utiliza una herramienta con ultrasonidos que permite retirar la mayor parte del sarro.
• Por último, una vez completada la maniobra de limpieza de encías y dientes, se pulen los dientes para proporcionar una superficie lisa, permitiendo perfeccionar pequeñas imperfecciones, rugosidades del diente y evitando la adherencia de posibles placas. 

La frecuencia de las limpiezas variará en función de las necesidades del paciente. Es importante saber que es un complemento fundamental de una buena rutina de salud oral, pero debemos tener en cuenta que no sustituye el cepillado habitual diario